Ivonne Marenco Cifuentes es una licenciada en pedagogía infantil bilingüe con una maestría en educación, Alejandro Quiroz es profesional en finanzas y comercio exterior, de igual forma, profesional en marketing y negocios internacionales con maestría en ‘international business’ enfocada a mercados asiáticos; son esposos y decidieron dejar el caos de la ciudad de Bogotá para abrir un pequeño hostal boutique en este corregimiento.
Los dos tenían sueños diferentes; Ivonne soñaba con educar gratis a niños vulnerables y Alejandro vivir del turismo, ya que, según él, quién vive del turismo está de vacaciones todo el tiempo.
Encontraron en Palomino la oportunidad de desarrollar sus pasiones. Fue así como se gestó la escuela que hoy lideran. El lobby del hostal está diseñado no sólo para recibir a los turistas si no para convertirse en aula de clases cuando se requiere.
Son unos apasionados de lo que hacen, en cada palabra que pronuncian dejan claro que su deseo es poder cambiar las realidades de estos niños que, con su modelo de educación alternativa, orientan para que desarrollen todas sus capacidades.Alejandro Quiroz es profesional en finanzas.
“Estamos logrando cambiar estos niños; cuando llegamos sus planes se limitaban a ser mototaxistas y arreglar uñas, hoy piensan en ser desarrolladores de videojuegos, médicos y docentes”, manifiesta Alejandro Quiroz.
Su modelo educativo se centra en el desarrollo de las inteligencias múltiples, relacionarse sanamente con el entorno que los rodea, cuidar el medio ambiente y sobre todo a desarrollar relaciones psicoactivas estables.
“Estamos formando seres agentes de cambio; que puedan impactar positivamente a sus sociedad, que sean protectores del medio ambiente y desarrollen conocimiento a partir de su interacción con lo que los rodeas”, subraya Invonne.
Ha sido tan exitoso su estrategia de educación, cuentan, que desde la escuela pública del corregimiento los han llamado a preguntar cuál es el método, debido a que sus estudiantes son los mejores en las aulas del colegio tradicional.
Destacan que los turistas han sido parte fundamental en la construcción de este espacio de transformación de vida, gracias a que muchos al conocer esta labor se interesan en desarrollar sus propios talleres, además, hacen donaciones de libros y kits escolares para los menores beneficiados.
“En cierta oportunidad un turista de Estados Unidos les enseño hacer un piano con materiales orgánicos, fue interesante ver que a las dos semanas, uno de los niños apareciera con un ventilador portátil a base de latas de cerveza y baterías, su argumento fue que las personas pobres no tienen para comprar plantas en caso se vaya el servicio de energía. Si pueden hacer eso con tan poco, imaginemos todo lo que pueden hacer si le damos las herramientas y los recursos para hacerlo. Por eso seguimos educándolos”, destaca Alejandro Quiroz.
LAGUAJIRAHOY