Si el incremento de las incapacidades laborales tiene un efecto en la productividad, elemento clave que se discute actualmente en la negociación del salario mínimo, más impactante aún es el efecto que causan cuando son falsas.

La firma ManpowerGroup, especialista en talento humano, hizo una revisión de casos y detectó negocios de venta de incapacidades, por sumas que ascienden a 300.000 pesos, si se expiden por 30 días.

La situación se estaría presentando en algunas regiones del país con la complicidad de médicos, trabajadores y hasta jueces, pues, una vez objetado el ausentismo injustificado, por parte de las EPS, los interesados acuden a la tutela, que es fallada a favor del trabajador, llevando así a agudizar aún más la crisis de la salud.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este sector “malgasta entre el 20 y el 40 por ciento de los recursos”, desangre en el cual tienen mucho que ver las incapacidades. Inclusive, la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi) halló avisos en redes sociales que ofrecen “excusas médicas de cualquier EPS, verificables, con historia clínica incluida. De 1 a 3 días, 10.000 pesos…”.

El fenómeno alrededor de las incapacidades es grave y no se lo ha afrontado con la debida contundencia. Impacta la productividad laboral del país, la sostenibilidad de las empresas y la bolsa pública que aportamos todos los colombianos.

Por el lado de la productividad, según el estudio ‘Salud y estabilidad en el empleo’, presentado por la Andi, “el promedio de incapacidades asociadas a enfermedad general es de 5,5 días por trabajador”.

Los datos más recientes dan cuenta de que se presentan 61 casos de incapacidad por cada 100 trabajadores, cuando la ausencia es entre 1 y 2 días hábiles. Entre 3 y 180 días, la cifra baja a 48,2 por cada 100 y se reduce a 0,5 casos cuando son más de 180 días.

Según la Andi, el pago de incapacidades pasó de 1,5 a 1,86 por ciento del valor de la nómina. Esto, sin contar el costo que implica la ausencia de productividad; los salarios, prestaciones y capacitaciones de los trabajadores que reemplazan al incapacitado, o el costo en productividad que implica la sobrecarga de trabajo para los compañeros.

Este fenómeno afecta la estabilidad de las empresas y su potencial para generar empleo, toda vez que “han aumentado los casos por empresa”, dice el informe, y agrega que “adicional a las causas naturales que pueda haber para justificar las incapacidades, las regulaciones tienen efectos contraproducentes que conducen a aumentarlas. El ausentismo se consolida como un obstáculo para la sostenibilidad empresarial”.

ELTIEMPO

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