1. Ambición de figuración y falta de unidad por angurria e individualismo en nuestra sociedad, es lo que está terminando con la institucionalidad en Colombia.

¿A donde quedó el trabajo social y el sentido ético de los partidos políticos para otorgar los avales?

Es una vergüenza la representación gremial, así como es una vergüenza la política clientelista de este país. Solo son personajes de profesión politiqueros, no servidores con vocación de servicio público ni de generación de políticas de Estado sanas y sostenibles. Que falta de huevos para defender la institucionalidad y las instituciones.

Que falta de respeto con el empresariado y el ciudadano al que dicen representar. El caso es que no los quiten de sus puestos para poder seguir en la palestra de la figuración noticiosa.

Aquí a los “Dotores” solo les importa su propia corbata, un puesto en el bazar de los empleos del Estado y la figuración mediática. No se dan cuenta por donde lleva al país este gobierno, y si lo ven, temen decirlo y prefieren callar a unir las voces y actuar con determinación.

¿A dónde guardaron los líderes genuflexos la importante sanción social a quienes perjudican la sociedad, justo cuando lo que se plantea en materia de reformas en materia de seguridad ciudadana, cierre de las industrias extractivas, tributos, salud, ahorros, tierras y seguridad alimentaria, seguridad jurídica y normatividad laboral?

Sin duda van es a degollar la clase trabajadora, a esa clase media que con esfuerzo el país ha venido construyendo a lo largo de varias décadas.

No entienden o se hacen los de las gafas oscuras, qué es necesario sanear el sistema democrático y no entregárselo a la ilegalidad, que sin duda no sabe como operar dentro de la legalidad.

De nada sirven discursos de progresismo, las fallidas ideas del socialismo del siglo XXI, ni la demagogia populista promoviendo odios y resentimientos por mera ambición de poder.

Convengamos que las cosas no deben arreglasen a balazos mientras las organizaciones criminales entiendan que la justicia llega y es mejor negocio someterse a la ley, tampoco con una legislación para cada minoría, ni permitirle utilizar el poder a quienes no están capacitados para ello. Equivoca el mensaje de sentándose a hablar y firmar compromisos estériles e inútiles con la ilegalidad, al igual que andar socializando pomposamente con el destructivo resentimiento revolucionario y con los defensores del narco comunismo.

Las cosas solo se solucionan unidos en una solida visión de país. Con voluntad férrea de progreso cultural y transformación colectiva, con seguridad ciudadana, confianza e inversión, generación de oportunidades y empleos, haciendo sacrificios personales y cumpliendo las obligaciones.

Nada se soluciona con un Estado garantista dedicado a subsidiar la vagancia y a alentar con embustes el descontento social.

Que soledad la del pueblo. Que soledad la de Uribe a quien solo se le arriman antes de elecciones sus aduladores porque produce votos. Que soledad la de Duque al que no comprendieron, pues aquí cada uno va a lo suyo y punto.

A Uribe lo satanizaron los mismos que hoy le besan el anillo a quienes encarnan formas autocráticas. A Duque lo dejaron solo cuando tiraron a bajárselo por ser un hombre honorable y que cometió el “grave error” de gobernar en función del bien del país y no de los mismos con las mismas.

  • Como vamos, arruinaremos tarde o temprano el sector minero energético y no tendremos de donde sacar para realizar un verdadero cambio cultural en nuestra sociedad.

Que triste que ignoren que necesitamos tanto el petróleo, el carbón, los yacimientos no convencionales, el gas propio, el oro, el cobre y los otros minerales que abundan en el subsuelo explotados técnica y responsablemente, como necesitamos mejorar y no eliminar el sistema de salud, y conservar el ahorro pensional de los particulares y el efecto redistributivo que tienen las utilidades empresariales y de los particulares.

Necesitamos la libertad de mercados, tanto como la de expresión y la capacidad de reinvertir las utilidades en lugar de servírselas en el sancocho a una burocracia y un parlamento tragón y obeso de corrupción. Necesitamos más justicia justa y objetiva y menos parcialidad ideológica. 

Porque nos cerramos y negamos a entender que sin minerales no hay transición energética.  Cuidado con el falso ambientalismo, que protege con su silencio la deforestación cocalera y la minería ilegal.

  • El tema no es la tenencia de la tierra. El problema es la indebida utilización de la misma. Que maldición que no lo queramos entender.

Colombia comparativamente con las agriculturas meridionales y mediterráneas, gústenos o no, es: hermosa en paisajes, rica en el subsuelo, aguas y biodiversidad, y pobre en sus suelos. El trópico es exuberante pero no productivo, no tiene estaciones, es agreste, lluvioso y las pestes, malezas y parásitos no descansan, acechan 365 días al año. Incluida la peste que representa esa cultura inmediatista, mafiosa y de que me importa un culo el país, que nos está devorando. 

Nada tiene que hacer el hombre en las zonas selváticas tropicales húmedas, ese espacio este reservado por la naturaleza para la biodiversidad, no debe ser para el ganadero, el indígena para el colono, ni menos para el guerrillero narcoterrorista.

Las oportunidades de empleo hay que crearlas cerca de los mercados y nada se soluciona con una parcela árida o que se inunde, en tierra deforestada sin disponibilidad ni control del agua, sin cooperativas, sin crédito ni fertilizantes.

Que triste que ni los dirigentes gremiales en Colombia entiendan que no es una función de propiedad de la tierra, que no entiendan la diversidad de nuestra geografía, la multiplicidad de micro climas y micro suelos del malsano trópico andino, que ignoren que llevamos ya un siglo de reforma agraria distributiva natural y que aquí la razón de propiedad en la zona andina es menos de una hectárea, por tanto, sin tecnología y sin cooperativismo no habrán economías de escala, y que las zonas planas adolecen de buen manejo hídrico y de falta de infraestructura, y pocos son los lugares fértiles y muchas las planicies improductivas de suelos ácidos que son azotadas por regímenes semestrales de lluvias y sequias.

Qué grave que los políticos no comprendan que sin un sistema integrado de manejo de las cuencas hídricas y de los flujos de aguas, seguiremos siendo el país con más agua y el que más la desperdicia. Qué no admitan que el agua es energía y sin energía solo habrá retroceso pues no toda podrá llegar del sol en el corto y mediano plazo.

Qué grave que nuestro politiqueros, “profesionales de uñas largas y lacadas”, ignoren que necesitamos es reforestar y dejar la selva tropical húmeda sola, es decir, inhabitada, y que es el hombre el que deforesta y destruye la naturaleza para fabricar con químicos, cemento y gasolina robados la cocaína que mata, y que la culpa no es de la naturaleza.

Entendamos que no es un problema de tenencia de tierra sino de falta conciencia social.

Me duele que lo que entreguen sean materas llenas de más empobrecimiento al engañar a los colonos con falsas ilusiones, en lugar de darle seguridad y facilitar la inversión para que las personas puedan aspirar a un empleo y una vida digna, y no recibir una parcela que no tienen cómo mantener para luego venderla por monedas y migrar a sumarse a los cinturones de miseria de las grandes ciudades.

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