Aunque parece que este espacio se ha dedicado a hablar de Petro, no es por falta de otros temas, sino porque cada semana nos sorprende con una nueva intervención imposible de ignorar. Esta vez, utilizó nuevamente el horario prime para retransmitir su alocución en la posesión de la nueva defensora del pueblo desde el Chocó. Repetir un discurso tan desafortunado, cargado de comentarios misóginos, racistas e incendiarios, parece poco estratégico, pero todo tiene sentido cuando analizamos su verdadera intención: confunde y reinarás.

Petro es un maestro de la distracción, el mejor mago ilusionista en la historia del país. Sus intervenciones no están dirigidas al 70 % que lo desaprueba: a nosotros nos logra confundir, creyendo que sus discursos nos involucran. A nosotros nos altera y nos hace seguir hablando del tema, dándole más plataformas a sus palabras; pero no somos sus interlocutores. Realmente le está hablando al 30 % que aún lo apoya, y el verdadero talento para confundir es evidente cuando está haciendo cosas que sus seguidores, en circunstancias normales, rechazarían, pero están tan cegados por sus palabras, que lo defenderán a capa y espada, incluso en contra de sus propias banderas. 

Por ejemplo, el alza en el precio del diésel en $1904 pesos. Si sus seguidores no estuvieran anestesiados, habrían salido a protestar, como lo hicieron en 2021 y consiguieron retirar la tributaria, con el mismo Petro promoviendo las manifestaciones y el paro total del país, mientras hoy estamos ad-portas de otra tributaria, pero su rebaño está silenciado. Y en medio del paro, en vez de hacerle frente a la situación, el sale a hablar de la compra ilegal de un sistema de interceptaciones, el cual se conocía desde abril. ¿Otra cortina de humo?

También me pregunto, si no estuvieran cegados por la retórica, ¿no rechazarían tajantemente el silencio ensordecedor de un presidente, que en su inacción está apoyando a una dictadura que se robó las elecciones en Venezuela, desconociendo la voluntad del pueblo? Sin embargo, ahora sus seguidores permanecen fieles, ignorando o justificando sus acciones. O qué pasaría sí, alejados de sus discursos, cayeran en cuenta que su líder de izquierda está incurriendo en prácticas bastante de derecha, como otorgar subsidios a los bancos para que coloquen más créditos. 

A punta de alocuciones, de victimizarse, al punto de usar a su hija como mártir de la persecución en su contra, ha logrado desviar la atención de los verdaderos problemas y mantener la lealtad de ese 30%, incluso cuando sus acciones contradicen sus principios. En medio de esto, vale reconocer la valentía de la nueva defensora del pueblo, quien, tras ese discurso y a pesar de que es su jefe, rechazó públicamente los términos peyorativos del presidente. Ojalá más personas de su equipo y seguidores tuvieran la claridad para quitarse las gafas y ver lo que realmente está haciendo el presidente. Ojalá vieran que todas sus ilusiones, todo lo que pensaban que iba a lograr este gobierno, es y seguirá siendo, solo humo y espejos.  

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