El suave murmullo del agua, el trinar de los pájaros y la brisa suave que roza mi rostro me llenan de paz y serenidad. Me encuentro en la serranía de la Lindosa, contemplando los distintos tonos de rojo del caño Sabana, una belleza que emociona el corazón. Alcy y yo no necesitamos palabras; nuestras sonrisas de complicidad transmiten la armonía que esta experiencia nos genera. Afortunadamente, después de la conferencia y de compartir con los hermanos de San José del Guaviare, encontramos tiempo para este momento de contemplación y conexión con la naturaleza en este parque nacional.

Al regresar al pueblo, reafirmo que estos momentos son esenciales para el bienestar mental y emocional. Sospecho que el deterioro de la salud mental en la sociedad actual está relacionado con la visión de la naturaleza como un simple recurso a explotar, olvidando que somos parte de ella, no solo sus “aprovechadores”. Depredar la creación genera un vacío interior que nada puede llenar, y esto se manifiesta en los desequilibrios emocionales que aquejan a la humanidad en estos tiempos. La belleza, la armonía y la diversidad que se experimentan en la naturaleza son una fuente invaluable de paz interior.

Contemplar estas maravillas naturales nos lleva a la gratitud, ya que lo que observamos no es fruto de nuestra acción, sino un don inmenso que nos trasciende. También nos invita a aceptar lo que se nos ofrece, sin resistirnos a su silencio, colores y texturas. Quien agradece y acepta esta realidad experimenta una profunda calma en el corazón.

Quiero resaltar los beneficios de ese estado en el que una persona se siente en equilibrio consigo misma y con el mundo que la rodea. Estoy convencido de que quien tiene paz interior es más consciente de su salud física y mental, pues sabe amarse tal como es. Además, es más productivo, ya que puede concentrarse y comprometerse plenamente en lo que hace, y construir relaciones interpersonales sanas y respetuosas.

Sin paz interior, es imposible tener paz en las demás áreas de la vida. No puedo creer en quienes hablan de paz sin reflejar, en sus actos y palabras, que viven en armonía consigo mismos. Solo aquellos que se han reconciliado consigo mismos, han perdonado sus errores y reconocido todas sus dimensiones pueden construir relaciones saludables. Muchas dificultades en los vínculos humanos son una proyección de los conflictos internos.

¿Qué tan conectado estás con la naturaleza que te rodea? Recuerda que para encontrar paz interior y ser un artesano de la paz, debes reconocerte como parte integral del sistema natural al que pertenecemos.

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